Descripción
Notas de cata: RAIMAT EL SILENCI DEL MOLÍ
- Vista: Color rubí intenso con ribete azulado, que denota juventud. Capa alta. Lágrima abundante de caída moderada. Limpio y brillante.
- Nariz: Es limpia y franca. Gran potencia aromática, predominando los aromas primarios como los frutos del bosque y ciruelas que se entrelazan con balsámicos, regaliz, vainilla y café, favorecidos por una madera bien integrada. Fondo de tostados y cacaos.
- Boca: Elegante, con mucho cuerpo y taninos aterciopelados que le otorgan buena estructura y un largo recorrido. Sin notas verdes ni sensación de sequedad, es un vino con frutos negros maduros, ahumados, chocolate, toques de tabaco y vainilla. Persistente, agradable, bien integrado y largo, muy largo.
La bodega:
El paisaje actual de la finca de Raimat poco tiene que ver al de sus inicios cuando Manuel Raventós comenzaba su sueño tras la adquisición de 3.200 hectáreas de tierras yermas en Lleida. En aquellos tiempos la finca era tan sólo un desierto desolado del que era difícil imaginar que podría obtenerse fruto algún día.
En mitad del desierto que adquirió la familia Raventós, se erigía un castillo en lo alto de una colina. Un escudo grabado en la piedra franquea la puerta y explica el nombre de Raimat. En él aparecen un racimo de uvas y una mano, en catalán “raïm” y “mà”, que ilustran el origen de la palabra Raimat.
La bodega de Raimat es el resultado de dos proyectos arquitectónicos únicos. En 1918, Joan Rubió i Bellver, discípulo del célebre Gaudí, construyó lo que sería el primer edificio de hormigón armado en España y en 1988, Domingo Triay sería el encargado de llevar a cabo la nueva y actual bodega de Raimat.
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